Te levantas como puedes, lloras porque duele. Pero caminas, es lo único que te queda. Encuentras gente que te ayuda en el camino, gente que te lo pone difícil. A veces la explosión decide que le has gustado y te acompaña haciéndote caer de vez en cuando.
Pero en fin, sigues, caminas, y te paras, ¿como era tu vida antes de la explosión? todos esos sueños, todas esas promesas y todo ese futuro tan brillante que podías casi rozar con los dedos. Todo ha sido destruido, igual que tu. Y lo peor es que no hay nada que puedas hacer para remediarlo, se ha desintegrado todo. Solo queda la carcasa y en algún momento tendrás que llenarla de nuevo.
Pero llenar algo desintegrado joder si duele, duele tanto que a veces es mejor caminar y esperar que en algún momento haya un surtidor repleto de cosas con las que llenar la carcasa. Pero no te mientas no lo hay, tu eres tu único surtidor.
Entonces cuando ya decides que por mucho que duela vas a llenar el hueco vacío, comienzas a pensar ¿que había antes aquí? y te das cuenta que en el fondo todo lo que había eran promesas, sueños de futuro que creías que podías alcanzar. Y en ese afán de alcanzarlos se te olvido vivir el momento, llenarte de las cosas que eran importantes y no de aquellas que cuanto mas las mirabas mas lejos estaban.
Por eso mismo, ahora que estas vacía, no lo veas como un lamento, no odies a la explosión. Agradece que ahora tienes la oportunidad de empezar de cero, de llenar ese hueco con las cosas que realmente merecen la pena, con aquellas cosas que te hacen vibrar, con esos momentos que te hicieron reír y con el ahora. Porque el mañana nunca llega, y de promesas no se vive. Asegúrate de que si una explosión se vuelve a cruzar en tu vida, la puedas aguantar de pie, y que cuando acabe de explotar te puedas reír de ella y decirle " ¿eso es todo lo que puedes hacer?".
Porque seras tan fuerte, que ya nada podrá derribarte.
